La batalla más importante se celebró en un lugar llamado valle de las Termópilas. Allí esperó a los persas un ejército compuesto por 300 hoplitas espartanos (a los que hay que sumar otros 600 ilotas, pues cada espartano llevaba 2 siervos a su servicio), 500 de Tegea, otros 500 de Mantinea, 120 de Orcómeno y 1.000 hoplitas del resto de Arcadia: 400 de Corinto, 200 de Fliunte, 80 de Micenas, 700 tespios y 400 tebanos, además de 1.000 focenses y todos los locros. Según las fuentes clásicas griegas, los soldados persas conformaban un ejército que oscilaba entre los 250.000 y el millón de efectivos. Sin embargo, la formación compacta e impenetrable de la falange griega era óptima para retener a la horda persa en un paso tan estrecho y en apariencia infranqueable.
Así dio comienzo la batalla y fila tras fila de persas se estrellaron contra las lanzas y escudos espartanos sin que éstos cedieran un centímetro. De esta forma, a pesar de la grave desventaja numérica, Leónidas y sus hombres se opusieron a las oleadas de soldados enemigos con un número mínimo de bajas, mientras que las pérdidas de Jerjes - aunque minúsculas en proporción a sus fuerzas - supusieron un duro golpe para la moral de sus tropas y los griegos no mostraban signos de cansancio. La batalla continuó de esta forma durante tres días. Fue entonces cuando Jerjes, recibió la ayuda que necesitaba.
Un griego llamado Efialtes ofreció mostrarle a Jerjes un paso alternativo que rodeaba el sitio donde estaba Leónidas y acabar con su resistencia de una vez por todas. Sin dudarlo, Jerjes envió un importante número de sus fuerzas por el paso. Este paso se encontraba defendido por los focenses, pero al verse sorprendidos durante la noche por los persas, huyeron al primer contacto, sellando, de esta manera, la suerte de los defensores de las Termópilas.
Cuando Leónidas detectó la maniobra del enemigo y se dio cuenta de que le atacarían por dos frentes, reunió un consejo de guerra, donde ofreció a los griegos dos opciones: podían irse por mar a Atenas o permanecer en las Termópilas hasta el final. Quedaron él, los lacedemonios y algunos tebanos. Mientras el resto de la fuerza que había decidido irse se retiraba hacia Atenas, los 300 soldados de la guardia de Leónidas, los tespieos y los de Tebas se quedaron a presentar batalla hasta el final, la suerte estaba echada. Al despuntar el alba del cuarto día, Leónidas dijo a sus hombres: "Tomad un buen desayuno, puesto que hoy no habrá cena". Fue tal el ímpetu con el que los espartanos lucharon que Jerjes decidió abatirlos de lejos con sus arqueros para no seguir perdiendo hombres. Leónidas fue alcanzado por una flecha y los últimos espartanos murieron intentando recuperar su cuerpo para que éste no cayera en manos enemigas.
La batalla duró cinco días y los persas consiguieron derrotar a los temidos espartanos, pero estos ya habían retrasado notablemente el avance persa, diezmado la moral de su ejército y matado a miles de soldados.
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