“El
que no sienta ganas de ser más, llegará a ser nada”. Miguel Unamuno
¿Estamos
conformes con nuestra Liga Dominicana de Fútbol, en este que estaba llamado a ser “el año de la
consolidación”?. La pregunta surge porque
en este 2017 la LDF tuvo escándalo sobre escándalo desde el principio hasta el
final, siendo lo peor como se manejó
cada uno de estos casos. Por ejemplo recordemos cuando publicaron varias tablas
de clasificación diferentes y nadie conocia el orden de clasificación de los
equipos de la vuelta regular, el cambio de árbitro a 24 horas de la final, el
fallo sobre la alineación indebida de Atlántico F.C, y un arbitraje que en gran parte de la
temporada dejó mucho que desear. Hubo al menos tres equipos que elevaron reclamos directos, pero al
final luego de ciertas agitaciones nada fue trascendente, nada cambió y la
improvisación sigue siendo la norma en el fútbol dominicano.
Pero,
¿por qué luego de un año tan turbulento las cosas parecen que van de mil
maravillas?. Bueno aparentemente muchos mantienen un mutismo cómplice que poco
a poco se ha ido comiendo por dentro a la LDF. Hay dirigentes de equipos que saben que el
fútbol es un negocio millonario si se sabe hacer, pero se han conformado con
perder dinero por tres años consecutivos (no creo que ningún equipo este
dejando ganancias). Muchos de ellos mantienen posturas que me extrañan bastante
al ser hombres de negocios, y no expresar su preocupación con la poca seguridad
económica y la falta de inteligencia comercial con la que se maneja la LDF.
Es
que he llegado a creer que muchos dirigentes del fútbol dominicano (no solo de la LDF) tienen colocada
una venda transparente, con la cual ven todo lo que pasa alrededor, aunque por
la forma en que permanecen inmutables parecería que no. Delante de ellos los
directivos del fútbol local, cometen errores y horrores, pero esto no parece
preocuparles en lo más mínimo. Inclusive hay muchos que se meten en torneos
cuyas reglas y objetivos no están muy claras y luego entran en el desconcierto.
Si bien se aprovechan de la buena fé de algunos equipos que quieren salir a
camino, son casi dos décadas bregando con ciertos personajes por lo que ya
deberían conocer su modus operandi.
Pero
algo que llama poderosamente la atención es que se nota cierta falta de
cohesión entre los clubes, lo cual en el fondo no ayuda mucho a la hora de
buscar alguna mejoría. La mayor prueba de que no hay una comunión de ideas
entre los jerarcas de los equipos, es que todavía 3 años después de iniciada la liga profesional no se vislumbra en el horizonte una asociación de clubes. Al parecer se
temen a las represalias de parte de las autoridades, las cuales tienen un
amplio historial de suspensiones arbitrarias, expulsiones y represiones contra
las voces disidentes o que cuestionen en lo mínimo su autoridad. Y claro es que
las autoridades tienen miedo, porque ese sería el primer paso para hacer una
liga independiente de la federación dominicana de fútbol, y hacer las cosas
bien. Por eso se afanan a que entre el miedo y la confabulación de algunos, los
equipos no puedan asociarse.
Los
altos mandos de los equipos de la LDF están lejos de ser culpables de lo que pasa
actualmente en la fútbol local, no
obstante tienen una responsabilidad histórica con el fútbol dominicano que al
parecer no comprenden. Son un oasis de esperanza para cambiar el balompie local
luego de casi dos décadas de estacamiento. ¿Acaso seguirán jugando un “fútbol
en paz”?, como dicen algunos para los cuales paz es sinónimo de sumisión y
complicidad, o ¿podrán quitarse la venda transparente y abrir sus mentes para
provocar un cambio, que logre convertir
el balómpie dominicano en un negocio donde ganemos todos?. El fútbol dominicano
está esperando por sus respuestas, porque muchos aquí queremos ser más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario