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06 mayo 2019

La dosis de Siglo XXI para el médico tradicional


El siguiente artículo es una colaboración de Óscar Caraballo, Médico radicado en España egresado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. El mismo forma parte de una interesante serie en la cual Oscar, abordará temas relacionados  a la educación y perfiles profesionales de los estudiantes y recién egresados de la carrera de medicina.


Recuerdo que en el año 2014 en la República Dominicana conversaba con una estudiante de medicina acerca de cómo el cambio tecnológico de los últimos años haría prescindible la especialidad que ella había estado anhelando a lo largo de toda su carrera, su reacción en ese momento fue de enojo e incredulidad.  Cuatro años luego de esa conversación, pero ahora en un país del Primer Mundo, conversaba con tres médicos residentes de la especialidad de Medicina Familiar, y les decía que desde mi punto de vista su especialidad como la conocemos estaba abocada a la desaparición, naturalmente ellos no se lo tomaron muy bien. Sin embargo ellos sintieron curiosidad por escuchar mi punto de vista, y querer saber que elegiría yo como especialidad de tener la oportunidad. 

Les expliqué que si actuabas por tradición, presión cultural y emoción era normal que al ganar el número uno o estar entre los primeros 10 del examen de residencias médicas en una realidad como la que ofrece el examen MIR de España te orientaras a una plaza como cardiología o dermatología (por lo general es lo que ocurre), pero que si obedecieses a las tendencias actuales de pensamiento que predominan en la era de las aceleraciones tecnológicas lo natural sería inclinarte a las especialidades que demanden más destrezas físicas, y menos conocimientos teóricos. Esto debido a que  aquellas que se basan en esto último, dependen mucho de la subjetividad  del médico, el cual históricamente se apoyaba en su experiencia e intuición a la hora de hacer un diagnóstico, pero al día de hoy con la acumulación masiva de datos, los algoritmos digitales a flor de piel, la automatización asfixiando nuestros mercados laborales como apuesta, esa experiencia que poseía ese médico tradicional a la hora de llegar a un diagnóstico y pauta terapéutica pudiera ser remplazable fácilmente por un ordenador más exacto que la intuición o la pericia del galeno. 

Algunos entienden que esto no sucederá, escudándose en la empatía que les traduce el servicio de la calidez humana. Pero las exigencias de una población cada vez más empoderada que demanda procesos más eficaces a la hora de elegir va a terminar decantándose por un procedimiento más exacto, aunque menos afable. Muchos de ellos pensarán que después de todo, "el médico más simpático del mundo no salvaría a sus pacientes si no tuviera conocimientos certeros".

En estos últimos 4 años la globalización y la difusión masivas de información nos han permitido ver realidades maravillosas provenientes de la potencialización de los microprocesadores y las ideas de la gran aldea global. De todas ellas la que más suscitó mi atención fue la súper computadora Watson de IBM, la cual combina información cognitiva e inteligencia artificial para llegar a un diagnóstico mucho más rápido y preciso que el cerebro de un médico experimentado.  A pesar de la visión optimista del director de investigación de IBM John Kelly III, de cómo en un futuro habrá una especie de interdependencia máquina-médico, siendo Watson ayuda o asistente idóneo del mismo, personalmente veo las cosas es más una cuestión de cuan práctico eres para sobrevivir en este ecosistema digital sin extinguirte.  

De que lo que si estoy más que seguro es de que estos cambios desbordan nuestras instituciones tradicionales haciéndolas responder con una lentitud pasmosa en momentos en que se necesita una reconfiguración y reinvención, las mismas que se han quedado rezagadas porque el liderazgo vetusto no ha tenido la visión de poder entender estos cambios.

Para ilustrarles, les puse como ejemplo el mismo examen en cuestión, ya que no creo en este filtro del  sistema de especialización, puesto que resulta una contradicción ostensible  que estando los lineamiento de pensamiento  actual orientados a la "formación continuada o la permanencia en aulas de por vida", para poder estar a la par con los cambios disruptivos de la tecnología en el siglo 21 estemos utilizando un examen muro o colador. Con esto se compele a profesionales cuyo único pecado sería entender que la medicina es muy basta para abarcarlo todo a hibernar sus sueños e irónicamente convertirlos en un "nini" estudian ni trabajan)

En palabras más llanas sería enviarnos este mensaje, "hey si tú chico el que se pasó 7 años cultivando un riguroso conocimiento milenario y postergando eventos naturales y sociales de la vida quédate sentado y guardarlos en tu casa", cuando al mismo tiempo la sociedad nos está diciendo para el mercado laboral de hoy, "si te detienes te mueres".

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