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21 julio 2019

Debilidades de la promesa social en la carrera de medicina en nuestro país II



Arrastrando todo lo anterior y una vez superado esto los galenos son convocados para la oposición en cuestión pero además de  la desigualdad a la que me refería anteriormente , una mala gestión e irresponsabilidad de las universidades  privadas con la matriculación lucrativa de  los 7 años ,el descontrolado numerus apertus de la UASD y la falta de planificación de nuestro liderazgo médico predecesor se combinan para compelerte a luchar por el 4/5 (cuatro de cada 5 personas que conoces reprobaran en promedio) este es el equivalente actual de 5000 médicos para 1000 plazas, lo que nos deja una tasa del 20% de probabilidades para evitar que los mismos actores sigan jugando con  tu futuro o se prologuen tus sueños en el tiempo.

Ingresan 800 médicos a las plazas ofertadas, lo cual es fenomenal. ¿Pero qué hace el estado con los 4,200 profesionales restantes­­­­­?  Simplemente se desentiende, no han creado condiciones para ofrecerles oportunidades de trabajo real, aunado a esto, la saturación de médicos en los Call Center y los mediocres 200 dólares por 3 noches de amanecidas que te ofrece el sector privado no son una solución responsable a este problema.

Entonces una vez fracasado el examen y ante la falta de oportunidades laborales  y académicas reales en su país, muchos de estos médicos recién graduados albergan sus esperanzas en las becas ofrecidas por el MESCYT, las cuales a mi juicio personal son una falta de respeto al profesional al menos en el ámbito médico, estas se escuchan maravillosas, pero cuando ahondas en ellas las mismas parecen más un efecto publicitario (técnicas sofisticadas de última generación y con avance de ultimo nivel en preparado de chocolate de agua), que busca crear una imagen de progreso ante la sociedad de la institución que  las gestiona. Sin embargo no aparentan estar pensadas con un estudio de mercado de necesidades reales para redituar a la nación dominicana ni a la persona en cuestión.

Pero muchas de estas maestrías ofrecidas carecen de una base objetiva, y adolecen de una falta de sincronización con el contexto social, económico y laboral en nuestro país. Hay ofertas de estudios novedosas y llamativas, sería un error intentar extrapolarlas más allá de las fronteras donde han sido concebidas, pues son diferentes realidades, siendo mercados distintos, con poblaciones, modus operandis y culturas disímiles. Si, es loable poder hacer una maestría o un estudio de postgrado en cualquier otro país, no obstante lo negativo es que después de hacerlas no tengas el campo para desarrollar lo aprendido como sucede en República Dominicana.

¿Es todo un panorama oscuro? No, si bien es cierto que los problemas descritos arriba, son en parte una herencia acumulada de la falta de planificación y el lucro personal carente de objetividad, no menos cierto es que al día de hoy la República Dominicana tiene una de las hibridaciones ancladas al motor de las nuevas tecnologías de la información, la globalización y las novedosas tendencias exponenciales de la era de las aceleraciones más interesantes de analizar.

Para ilustrarlo, siempre suelo utilizar el ficticio ejemplo del chico pobre de un barrio marginado del quintil más bajo en RD, el mismo arropado por la pobreza extrema de esos lugares a menudo es estereotipado como un desdichado más. La historia cambia cuando  este chico no sigue el ejemplo tradicional de sus compañeros y en vez de invertir los recursos de la merienda de la escuela  en pelea de betas, los invierte en una hora de su centro de internet o locutorio y empieza a recibir gracias a una plataforma tipo MOOC una clase virtual gratuita impartida por eminencias docentes de las mejores universidades del primer mundo. En este punto quizás él siga siendo un chiquillo pobre, pero ahora puede hablar de ciertos temas a primer nivel debido a las clases que ha recibido.

De la misma manera nuestras escuelas de formación médica especializada aun carentes de recursos deben entender estos cambios disruptivos aprovechándolos a su favor, es necesario cambiar la cultura del patrón loro de "reproductores de conocimiento", (Harrison dice, Schwartz dice, Sabiston dice), basado en pura memoria y falta de razonamiento lógico cuando es precisamente este tipo de forma de pensar aunado a la creatividad lo que está propiciando los grandes cambios en la sociedad actual. Ya muchos cuentan con una gran memoria física basada en giga bytes, y también con una nube digital de almacenamiento cuasi infinito, por lo que no es sensato seguir acumulando conocimiento volátil. Tenemos que empezar a "crear conocimientos" basados en racionalidad lógica que sea consumibles en otras partes del mundoel "Guacanagarix" de medicina interna  debe ser nuestro aspiracional, si bien en la práctica la  financiación en investigación es difícil y amerita la responsabilidad de diversos sectores al menos este debe ser nuestro el enfoque. 

También es cierto que debemos de cambiar la visión con respecto a nuestro posicionamiento en el mundo. Viajar y conocer otra cultura enriquece tu desarrollo personal y te permite comparar algunas realidades, pero los escenarios han cambiado mucho con respecto al desarrollo de nuestros predecesores docentes. muchos de estos se desarrollaron en un contexto de ‘fuga de cerebros´ la emigración de científicos y profesionales de su país de origen por falta de oportunidades de desarrollo en sus respectivas áreas de formación, motivos económicos o problemas políticos y condicionaron en mayor medida las historias con las que hemos venido creciendo en el ámbito médico, el doctor realizo una especialidad en Francia y vino a República Dominicana era frecuente escuchar, pero actualmente con la difusión permitida por las nuevas tecnologías digitales y la globalización que experimenta el mundo, se produce un fenómeno nuevo de  circulación de cerebros, de lo que resulta que estando en Japón puedo impartir mi primera clase de nanotecnología a tiempo real compartiéndola con mi escuela de formación en RD o viceversa, el mismo contexto me permite dirigir una escuela virtualmente de lunes a jueves e ir presencialmente de viernes a domingo a mi país de origen, no obstante el panorama ha cambiado. Tengo la mejor bibliografía, las mentes más brillantes y los mejores escenarios gráficos al alcance de mi mano y con el poder de mi aparato digital portátil.

En lo personal estoy convencido de que el mejor médico dominicano no tiene nada que envidiarle al mejor médico de Japón, USA o cualquier otra parte del mundo, tampoco es necesario que un médico graduado en Harvard nos diga que somos perfectos  en nuestras destrezas, desde mi punto de vista hemos evolucionado vertiginosamente en los últimos años y quizás nuestra economía no nos permita actuar directamente en los grandes avances de la medicina regenerativa, las terapias génicas como la edición CRISPR, la bioimpresión de órganos y la clonación terapéutica pero estamos tan actualizados y a la vanguardia de estos cambios como el que más, y poco a poco nos estamos haciendo parte de estos debates  en la gran aldea global donde nunca ha sido más fácil destacarse como ahora gracias a la tecnologías de la información. 

Hace muchos años entendí lo que un eminente profesor de salud y sociedad de la UASD trato de impregnarnos como una de sus enseñanzas principales, si le quitas las carencias económicas a nuestras universidades y hospitales a nivel intelectual y  en cuanto a capacidad profesional se refiere la República Dominicana no tiene nada que envidiarle a ningún país.

El autor es Médico Inspector del Estado Español.

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