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18 julio 2019

Debilidades de la promesa social en la carrera de medicina en nuestro país I


El siguiente artículo es una colaboración de Óscar Caraballo, Médico radicado en España egresado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. El mismo  consta de dos partes en las cuales Oscar, abordará el tema de las dificultades que encuentran muchos recién egresados de la carrera de medicina en nuestro país.

En el último examen de oposición para acceso a las residencias médicas celebrado en la República Dominicana, varios de mis amigos ligados al mundo de la comunicación y sinceramente preocupados por algunas corrientes de opinión de diversos sectores que quizás sin análisis objetivos y dejándose influenciar por el morbo que suscitaba la noticia de los resultados atinentes al proceso convocado, me pidieron que le compartiera mi punto de vista al respecto. En ese momento esgrimí una serie de ideas que hasta hoy sostengo de lo que para mí resulta una cuestión de proporcionalidad, clases sociales, irresponsabilidad administrativa docente y azar entre universidades que me gustaría compartir.
 
El perfil de un estudiante de universidad pública en un país del tercer mundo, es el de un estudiante que busca la movilidad social a través de la promesa académica de su alma mater. Naturalmente un médico recién graduado de escasos recursos de por sí ya está limitado por situaciones de pobreza inherentes a su condición. La misma pobreza supone una desprotección desfavorable que mengua una correcta preparación para un examen riguroso.

En nuestro país los hospitales públicos ven en la única universidad pública una especie de escisión del sistema público de salud, lo que crea un sentido de pertenencia del estudiante de ultimo año de dicha universidad, suscitándose la figura del recurso humano laboral no pagable o lo que yo denomino los Oompa Loompa de bata blanca que les ayuda a mitigar el déficit administrativo. 

Esto provoca que el estudiante de último año (Médico Interno), sea sometido a muchas actividades que nada tienen que ver con su preparación académica intelectual, y que suponen una carga física, económica y una pérdida de tiempo ingente para él. Esta situación ocurre a sabiendas de muchos de los encargados docentes en dichos hospitales, algunos de ellos tienen intenciones nobles para que los estudiantes adquieran habilidades prácticas, pero el examen al que se enfrentaran en el futuro es puramente teórico y probablemente de nada te sirva sangrar a un paciente, poner un pañal, recolectar orina o hacer custodia preferencial de un paciente a la hora de realizar el mismo.

En todo ello se evidencia una desconexión ostensible de la alta casa de estudios con sus estudiantes de último año, que no suele darse en las universidades privadas donde el perfil del estudiante por lo general es el de uno más empoderado a la hora de reclamar sus derechos, el mismo es consciente de la contribución económica que realiza a su universidad, es escuchado y que las autoridades a la que está supeditado, le respaldan y no permiten que se les atropelle tan fácilmente, lo cual suscita una diferencia abismal en aquella carga física, económica , pérdida de tiempo  y actividades onerosas en comparación con el estudiante de universidad pública.

Todo esto podrá parecer algo simple, pero si se analiza a fondo se puede llegar a la conclusión de que, con menos horas de preparación, mayor desgaste físico, mayor pérdida de recursos económicos y menor calidad en el proceso de enseñanza aprendizaje hay una clara violación del artículo 39 de la constitución dominicana en materia de igualdad cuando se somete a todos a un mismo examen en condiciones tan desiguales. Pero para mí el problema más acuciante no es esto, es la secuela de cosas que ocurren después del último año de formación.

Comienza con la elección de la pasantía de ley, la cual no se realiza siguiendo un protocolo sistemático de oferta y demanda entre provincias y de manera interesante uno de los principales filtros de selección resulta ser la diferencia de tiempo entre el transporte público y tu coche privado, en otras palabras, si tienes bajos recursos el número para poder elegir tu plaza dependerá de la buena voluntad del chófer.

Pero una vez obtenida la misma  y aun con los problemas estructurales atinentes a ella los médicos recién graduados  experimentan con el primer sueldo lo que en economía conductual se denomina teoría de las perspectivas, con la figura del yo narrador y el yo experimentador, basados en el experimento del balde de agua fría del nobel de economía, Daniel Kahneman, entonces los galenos tienden a olvidar las experiencias abyectas vividas hasta ese momento (yo experimentador) y el relato que hay en su cabeza es acomodado (por el yo narrador), el cual los coloca en cierto estado de relajación y suscita a que olvidemos lo pasado. El salario percibido por alguien al cual le era ajeno percibirlo, hace que la percepciones y juicios sobre su entorno cambien por lo general inhibiendo los sinsabores del día a día, aunque no en todos los casos es así.

En ese mismo orden paralelo a la remuneración económica de un trabajo realizado, se da uno de los capítulos más deleznable del Sistema de Salud Dominicano, las pasantías honorificas, donde al margen del estado tienes una especie de esclavitud moderna, individuos que desempeñan un trabajo profesional, no devengan un sueldo, no tienen prestaciones laborales y paradójicamente ni siquiera protección sanitaria digna aun con el riesgo inherente a su profesión.

El autor es Medico Inspector del Estado Español.

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